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lunes, 19 de diciembre de 2011

UN ALMUERZO EN GUALEGUAY HACIA 1888

Por el Prof. Gustavo Cichero
Don Segundo María Gianello
Al leer las noticias que publicaban los diarios de nuestra ciudad hace más de cien años, resultan más que interesantes y curiosos los datos brindados sobre costumbres y personajes.
 Actualmente hay datos que resultarían intranscendentes para nosotros, pero en el Gualeguay de antaño guardaban gran importancia. La prensa escrita, reservaba un espacio especial para destacar y describir con detalles eventos sociales, como matrimonios, bailes, tertulias o comidas. En ‘La Discusión’ del viernes 1º de junio de 1888, se publica un extenso artículo sobre el almuerzo brindado por el entonces Jefe de Policía, Segundo María Gianello.

Con un tono ameno y casi cómico, el testigo del almuerzo nos brinda una cuantiosa información sobre este acontecimiento social de nuestro pasado.
A continuación se transcriben algunos párrafos del artículo
 “Nuestro simpático y distinguido jefe de Policía, siguiendo su costumbre tradicional, ha querido celebrar ayer su cuadragésimo cuarto cumpleaños con una fiesta hermosa y placentera, llena de encantos y atractivos […].
‘Las Delicias’ es el poético nombre dado por nuestro Jefe a una chacra de su propiedad, situada en el extremo este de la ciudad y por cierto el nombre se halla perfectamente en armonía con el lugar de que se trata, por las bellezas y primores que ofrece aquel lindo y pintoresco panorama. No hubo tarjetas, ni invitaciones especiales, pero los amigos íntimos del Sr. Gianello se encargaron de propalar la grata nueva del almuerzo que en breve circuló con la velocidad del relámpago. […] todo el mundo como es natural se dio por invitado […].
En doscientas personas se calcula la concurrencia que ayer acudió a ‘Las Delicias’, dispuestas a devorar como Heliogábalos [Hombres dominados por la gula] la inmensa colección de provisiones […]

La caminata a ‘Las Delicias’, los aires puros del campo y los juegos y ejercicios a que previamente se lanzaron los comensales, abrió su apetito de una manera feroz; no eran las 11 y ya algunos no podían resistir la comezón interna del estómago, que pedía a gritos reparación para reforzar las extenuadas energías, por eso se les veía peregrinar con sus restos lánguidos y sus caritas enjutas en derredor de los fiambres, de las lenguas conservadas, de los salchichones, de los pasteles, de los pavos gordos y rellenos, del tradicional asado con cuero y de otras etcéteras de igual peso y calibre.

Felizmente, las impaciencias no tuvieron tiempo de asumir las formas de una sublevación, porque momentos después de la hora señalada, se dio la señal del combate, y aquí es donde te quiero ver escopeta!
Dos mesas largas como noche de invierno, viéronse pobladas inmediatamente por aquella jovial y distinguida muchedumbre que se abalanzó jadeante sobre los manjares, como el halcón se lanza sobre la inerme presa. 
 Los platos iban y venían con rapidez asombrosa; no se daba paz a la mano ni reposo a la mandíbula batiente; volaban como por encanto aquellos platonazos de tiernos y apetitosos manjares y corría de mano en mano y de vaso en vaso el cordillera [vino] […], el jerez, etc. […]

Satisfechos los estómagos, algunos de los cuales se asemejaban al tonel sin fondo […] la alegría y la expansión reflejáronse en los semblantes y el chiste, la agudeza  […] y el diálogo espiritual y chispeante, empezaron a hacer roncha en la muchedumbre bulliciosa y juguetona.
Por fin tocó su turno al champagne […]”. (1) y con él a los discursos de algunos invitados, que enaltecieron la gestión del funcionario policial, don Segundo Gianello.
“Momentos después, la concurrencia se extendió por aquellos pintorescos lugares, dedicándose a diversiones y juegos recreativos.
A las tres de la tarde, los comensales regresaban a la ciudad, haciendo los más bellos y risueños comentarios de tan hermosa fiesta y con el alma llena de gratas emociones y dulces recuerdos”. (2)
Esta imagen no pertenece a la reunión relatada pero su entorno de época puede ser parecido.
Citas
1)ESPECTADOR. “En ‘Las Delicias’(Almuerzo a la Criolla)”. La Discusión. Gualeguay, viernes 1 de junio de 1888. Pág. 1
2) Ídem.
Fotografías
Diario La Discusión 1888.
Familia Benedetti en las chacras.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Pitanzas precolombinas - 1


O qué comían nuestros antepasados, los indios, cuando llegaron los conquistadores.

Primera parte: la región litoral sur
por Jorge Surraco

Tubérculos americanos en la visión de los conquistadores
La primera dificultad que encontramos cuando comenzamos a escribir esta nota, fue el título que debía encabezarla. Porque los términos habituales que refieren el tema como gastronomía, comida, almuerzo, alimento, banquete, festín y tanto otros, no se condicen con el contexto que deseamos describir porque en realidad se corresponden con otros ámbitos culturales. Se nos presentaron otras palabras equivalentes como yantares, que es una incorrecta sustantivación del verbo yantar (del latín “iantare”), que quiere decir precisamente almorzar y que al principio nos entusiasmó porque una segunda acepción designa un tributo de tránsito que debían pagar los habitantes de los pueblos para el mantenimiento del soberano. Por ahí también nos persiguió el verbo manducar y los sustantivos correspondientes manduca y manducación, aunque más nos gustaba el incorrecto y porteñísimo “manduques”. Pero la palabra manducar connota para nosotros algo así como comer con gula, casi con desesperación, con grosería, ideas que cuajaban más con los aventureros que llegaron a nuestro territorio que con los habitantes originarios que tenían una relación más natural con los alimentos, aún los que practicaban la antropofagia, como veremos más adelante. Por fin, en medio de nuestra confusión, surgió el término “pitanza” que deriva de “pietanza” que quiere decir “dado por piedad”. El sustantivo pitanza está relacionado con la idea de distribución del alimento o de la ración de comida distribuida entre los que viven en comunidad o a los pobres y también al alimento cotidiano. Por estas razones fue la elegida.

La segunda dificultad tiene que ver con las fuentes de información utilizables que son los relatos precisamente de los que llegaban, plenos de asombro e incomprensión, a lo que se suman las vallas idiomáticas, la cerrazón religiosa que portaban y con respecto a nosotros, el tiempo y la cultura que nos separa de esos testimonios, lo que obliga a una lectura muy cuidadosa para no caer e interpretaciones erróneas. Si bien debemos agradecer que hayan dejado esos escritos, también debemos lamentar que hayan destruido los documentos de los pueblos originarios sobre otros soportes materiales (o vivientes en la tradición oral) y que al no comprenderlos, los consideraron productos del demonio que debían ser eliminados. Al respecto es revelador lo escrito por Fray Diego de Landa en su “Relación de las cosas de Yucatán”: “Hallasmosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían otra cosa que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron de maravilla y les dio mucha pena”. Porque los libros considerados precolombinos como el “Popol Vuh y los de Chilam Balam”, que también tienen referencias a la alimentación, fueron recogidos o transcriptos en plena conquista y por letrados conquistadores, lo que también los alejan del pensamiento original. Quedan aún por terminar de descifrar los códices precolombinos, la escritura sobre pallares de los Incas, como también los quipus (ábacos) y las estelas de los Mayas y Aztecas. En todos seguramente se encontrarán referencias a las pitanzas precolombinas pero, por ahora, solo podemos basarnos en los documentos de los conquistadores.

¿Por qué preocuparnos por lo que comían los pueblos originarios?
No es simple curiosidad sobre temas aparentemente extravagantes o insólitos sino que el estudio de la alimentación es por suerte hoy tema de la investigación académica porque “Comer implica un hecho social complejo que pone en escena un conjunto de movimientos de producción y consumo tanto materiales como simbólicos, diferenciados y diferenciadores. Y en este sentido, el consumo de alimentos y los procesos sociales y culturales que los sustentan, contribuyen a la constitución de las identidades colectivas, a la vez que son expresión de relaciones sociales y de poder.” (Marcelo Álvarez, citado por Víctor Ego Ducrot en “Los sabores de la Patria”) Más allá de la necesidad vital, del goce de los paladares y de los programas de cocina, la gastronomía es un bien cultural cuyo estudio nos puede develar datos esenciales de un pueblo tanto como lo aportan los documentos o los objetos materiales.

Muchos indios en las costas
…Y al principio parecía que no estaban cabreros. Esta fue la visión y primera idea que se formaron los conquistadores españoles cuando comenzaron a remontar los ríos de nuestro litoral.
Raúl J. Mandrini en su excelente selección de textos de la conquista sobre nuestros pueblos originarios, no dice en el estudio preliminar: “Más allá, en la Mesopotamia y junto a los grandes ríos –Paraná, Paraguay y Uruguay- vivían grupos que adaptaron su modo de vida a las condiciones ecológicas de la región. Se pueden distinguir dos tipos de poblaciones.


El primero corresponde a cazadores y recolectores del interior que, al acercarse a los grandes ríos, incorporaron la pesca como actividad económica y adoptaron hábitos característicos como el uso de canoas. Así ocurrió con los caigang en Misiones, el interior correntino y el sur de Brasil; con los charrúas en la costa oriental del Río de la Plata, en el actual Uruguay; con los querandíes, que se extendían desde el centro sur santafesino y norte bonaerense hasta las serranías cordobesas. Los primeros relatos nos dan nombres de una serie de grupos para la región del  Paraná medio y del Delta: timbúes, corondás, quiloazas, mocoretas, chanás, Mbguás. Quizá por influencia de los guaraníes, la mayoría practicaban la alfarería y algunos realizaban algunos cultivos. 

Cada color de letras indica la misma familia linguística
El otro grupo estaba formado por tribus de horticultores amazónicos, los guaraníes, a los que los primeros viajeros dan también los nombres de chandules, gandules, carios o chandrís. Provenientes de la cuenca amazónica y tempranamente instalados en Misiones y el norte de Corrientes hacia el año 800, avanzaron hacia el sur siguiendo los grandes ríos y ocuparon importantes áreas del alto Paraná y del Paraguay. En el momento del descubrimiento había asentamientos guaraníes en el Uruguay medio, el Paraná inferior y el delta. Pueblos de clara orientación ribereña, usaron los ríos como vías de movimiento y comunicación y en sus orillas ubicaron sus aldeas, protegidas por empalizadas.” Nos ubica así a los primitivos habitantes de la región que es objeto de nuestros estudios. La mayoría de los autores, tanto clásicos como actuales coinciden en esta apreciación aunque puede haber a veces pequeñas diferencias en los gentilicios que identifican a las distintas parcialidades de aborígenes. No nos vamos a extender en este aspecto del tema, que puede ser objeto de otras notas, para poder, luego de aceptar esta descripción general, abordar el aspecto alimentario.

Salvador Canals Frau basa su estudio agrupando a las distintas etnias por familia lingüística y dedicándole párrafos importantes a cada una con respecto a lo que se llevaban a la boca.
Así para la familia lingüística “Charrúa”, compuesta según su estudio por los Charrúas propiamente dichos, los Guinuanes o Minuanes y los Bohanes, se dedicaban para sobrevivir a la “caza de venados y avestruces. Los corrían a pie y se servían de redes. Usaban las boleadoras. Practicaban la pesca en canoas monóxilas (hechas de un solo tronco) de hasta 12 brazas de largo (aproximadamente 20 metros).Se alimentaban también de huevos de avestruz (que les gustaban mucho) y los cogollos de ceibo que eran muy nutritivos. “Con sólo mascar estos cogollos, un indio puede pasar meses enteros sin probar otro alimento” (Gómez Haedo J.C., citado por Canals Frau).”

En el grupo que llama litoral, esa “región extensa y angosta que constituyen ambas riberas del Paraná en su curso inferior”, la ocupaban de norte a sur los Mepenes y Mocoretaes; Calcines, Quiloazas, Corondas, Timbúes y Carcaraes; Chanaes y Mbeguaes. Estas “generaciones”, como las llamaban los cronistas de la conquista se alimentaban fundamentalmente de la pesca. “Del pescado extraían mucha y buena grasa con la cual los Timbúes freían una suerte de bollos de tierra que era su plato predilecto. El pescado sobrante se secaba al sol y luego se ahumaba para su conserva. 

Recolección de miel según Florián Paucke
Se dedicaban también a la caza y a la recolección. Esta última se dirigía especialmente a la miel silvestre. También se menciona al arroz para los grupos del norte, posiblemente silvestre. La caza tenía como objetivo a las nutrias, los venados y los avestruces. Schmidel menciona unas “grandes ovejas como las del Perú” que posiblemente fueran guanacos. (En este punto tenemos una opinión diferente que aclaramos al final)
En pequeña escala practicaban el cultivo del suelo influenciados por los asentamientos guaraníes y aruacs. Timbúes y Carcaraes cultivaban maíz, calabazas y porotos. Estos pueblos eran los de mayor cultura de la región., eran *más afables y mejor trato que los de abajo, eran labradores y tienen sus pueblos fundados sobre la costa del río*, Manifiesta Díaz de Guzmán en su “Argentina”. Ni los Meridionales, ni los septentrionales practicaron la agricultura. Por eso cuando la primitiva Bs. As. Tenía escasez, los conquistadores se dirigieran Paraná arriba  *a los Timbúes * (en la zona central) para buscar comida.” (Canals Frau)

Dejaremos por ahora de lado a los Caigang dado que ocupaban la región norteña de nuestra Mesopotamia por lo que merecen una dedicación aparte y específica. De los Guaraníes que trataremos a continuación, por ser una familia muy extendida y de fuerte influencia en toda Sudamérica, sólo tomaremos los del sur o de las islas que, según Canals Frau, eran llamados también “Chandules”. Los Guaraníes en general son también merecedores de miradas específicas por la “guaranización” que experimentaron todas las etnias que se relacionaron con ellos, dado su más elevado desarrollo cultural y por la acción de los Jesuitas que por eso mismo y su mansedumbre, los tomaron como base de su organización evangelizadora. Esa influencia es palpable hasta nuestros días en muchos aspectos de la cultura regional y en la toponimia donde encontramos resonancias de este hermoso idioma.

Los Guaraníes cultivaban la mandioca, zapallos, batata y maíz. Mandioca y batata no se cultivaban en la zona de las islas del Paraná inferior por ser “tierra fría”. La cultivaban los grupos de más al norte. Si bien los del sur no las cultivaban, las consumían y mucho. En este detalle puede advertirse otra característica de los guaraníes en cuanto a su desplazamiento por los ríos y la práctica del intercambio de productos.

La técnica de cultivo era la milpa o de roza. La preparación del terreno era tarea de hombres pero la siembra, cuidar y cosechar era tarea de mujeres.
La caza, pesca y recolección eran actividades secundarias.
Eran antropófagos igual que muchos pueblos amazónicos. Esta costumbre estaba enraizada en el sentir mágico de la población pero no se la practicaba indiscriminadamente. No se comían unos a otros. La antropofagia solo estaba dirigida a los prisioneros de guerra y el acto tenía carácter ritual. La antropofagia de los guaraníes, merecerá también que le dediquemos alguna reflexión futura.

Mandrini, en el estudio ya citado nos dice de los guaraníes que “conocían la alfarería y su subsistencia combinaba una horticultura de roza basada en el cultivo de maíz (abatí o avatí), maní (mandubí) y tubérculos –mandioca (cazabi o cazabe) y batata- con la pesca, la recolección y la caza. De la mandioca cultivaban dos variedades: poporí (dulce) y pepirá (amarga)”. Lo interesante de este párrafo es la presencia de las denominaciones originarias de los elementos.

En los textos de los cronistas de la conquista de la región que tratamos, es constante la mención a la carne como parte constitutiva de la dieta de las “generaciones” que iban “descubriendo”. No es necesario aclarar que no era carne vacuna, caballar, porcina o de aves de corral que fueran más tarde introducidas por los españoles. Esa carne provenía de la caza de carpinchos (capi-îva), nutrias (kîyá), chajaes (chajhá), ñandúes (ñandú), venados (guasuvirá), jabalíes (ca-aguî) y probablemente llamas (tatá rendî), traídas de la zona cordillerana. Más arriba, Canals Frau interpreta que son guanacos la mención de Schmidel sobre las “grandes ovejas como las del Perú” como alimentación de los aborígenes de esta zona. Por nuestra parte creemos que eran llamas porque, hasta donde hemos podido averiguar, es el único camélido americano que tiene designación en idioma guaraní. Pensamos que si comían algo (animal, planta o fruto),  tendrían la palabra para identificarlo, tal como puede comprobarse en los términos transcriptos. En los idiomas quichua y pampa, en cambio, se encuentra la denominación por separado de cada uno de esos mamíferos.

Caza de carpinchos y lobitos de río según Paucke
Salvo los cuatro últimos animales, extinguidos en la zona por el avance de la civilización, carpinchos, nutrias y chajaes siguen siendo la principal provisión cárnica de los pobladores actuales de las islas. (Ver video “Cocina Lechiguanera” en este mismo blog)


 Continuará



Bibliografía
Mandrini, Raúl J.Los pueblos originarios de la Argentina La visión del otro – Eudeba – Buenos Aires, 2010.
Canals Frau, SalvadorLas poblaciones indígenas de la Argentina – Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., Buenos Aires, 1986.
Ducrós, Víctor EgoLos Sabores de la Patria – Las intrigas de la historia argentina contadas desde la mesa y la cocina – Grupo Editorial Norma – Buenos Aires, Argentina, 2010.


domingo, 30 de octubre de 2011

Cocina lechiguanera


Este video presenta las costumbres alimentarias de los pobladores de las Islas Lechiguanas pertenecientes al departamento Gualeguay, en la provincia de Entre Ríos. Olga Isabel Muñoz, que vive en la confluencia del río Paraná Ibicuy con el arroyo El Tala, cuenta como prepara la carne de los animales silvestres que su marido caza en la zona. Chajas, nutrias y carpinchos pasan por la mesa de los pobladores de las islas, muy alejados de las ciudades, en parajes solitarios, aislados, rodeados de ríos caudalosos y una naturaleza agreste.

lunes, 26 de septiembre de 2011

PANTAGRUÉLICA CENA EN EL BUENOS AIRES DE 1857


O como comer desaforadamente sin que los demás lo noten

Llama la atención cuando se visita un museo histórico, el tamaño de los trajes civiles y militares de los próceres que lucharon tanto en la independencia como en las guerras civiles, en relación al tamaño de sables y espadas utilizadas en la lucha. Los trajes nos muestran una mayoría de esas personas, de acuerdo a los nombres que están junto a los trajes, una talla de mediana a pequeña, muy delgada, mientras que las armas de puño se ven grandes y pesadas. La imagen que los relatos escolares crean de los próceres en la mente de los alumnos es la de superhombres, por lo tanto corpulentos y fuertes. El cine que reproduce sucesos y personajes históricos universales, también se encarga de presentarlos lo más bellos, robustos y fuertes posible, en correspondencia con el imaginario popular y las necesidades del marketing cinematográfico. 
 
Que eran fuertes, no cabría ninguna duda porque si con cuerpos pequeños en relación a las tallas actuales, podían levantar semejantes espadas, sables y lanzas y mantenerlas en alto golpeando a diestra y siniestra, a pie o a caballo, durante todo el tiempo que duraban las batallas cuerpo a cuerpo, la fortaleza de esos cuerpos seguramente era descomunal.

Otro tanto ocurre cuando se piensa en los estómagos de hombres y mujeres de esa época, cuando se revisa el contenido y cantidad de las comidas que ingerían diariamente y mucho más cuando se leen los menúes de los festejos y grandes banquetes. Se puede asegurar que ninguna persona de hoy por glotón, angurriento e insaciable que sea, podría comer la tercera parte de lo que esas personas consumían. Así puede comprobarse leyendo con atención los libros, memorias o cartas escritas en esa época, dado que no existe, salvo contadas excepciones, una historia de los gustos y costumbres alimentarias de las épocas históricas. Este blog tratará de cubrir esa carencia comentando los datos al respecto que se encuentren al paso de la investigación sobre la galleta de campo.

Lo primero que se comentará en esta oportunidad es lo hallado en el libro de Lina Beck-Bernard, EL RIO PARANÁ,  Cinco años en la confederación Argentina, 1857-1862. Esta señora estaba casada con Charles Beck, empresario suizo que se radicó en Santa Fe en 1857 para promover la colonización agrícola con familias provenientes de Europa. Lina, en su libro, relata el viaje que realizó con sus hijos para reunirse con su esposo, dejando su testimonio sobre las costumbres del país en esos años y el paisaje de las zonas que recorrió. Luego del relato del viaje desde Europa y debiendo hacer una escala forzosa en Buenos Aires antes de proseguir el viaje a Santa Fe, fue invitada a cenar a casa de una familia cuyo apellido no revela. He aquí su relato extraído de la página 61 de la edición referenciada al final de esta entrada.

Lina Beck-Bernard

“Hemos sido invitados a cenar en casa de una señora argentina, muy rica y obsequiosa. El marido, europeo, ha querido que la comida se prepare y sirva a usanza del país, para que nos hagamos una idea exacta de sus hábitos gastronómicos.” A continuación realiza una interesante descripción de la dueña de casa, de su hermana y del ambiente de la casa donde son recibidas: “Antes de pasar al comedor, entramos a un salón muy hermoso, donde nos recibe la dueña de casa, acompañada de su hermana, distinguidísima mujer, de una rara belleza. Ambas se expresan perfectamente en francés. Doña Ángela es del tipo andaluz, facciones nobles y regulares, rostro mate pero de tonos agradables, muy graciosa y con una espléndida cabellera, como no hay otra, según dicen, en Buenos Aires.” Lamentablemente no da ninguna información sobre el grosor de los cuerpos, considerando lo que viene después. No obstante, de acuerdo a imágenes, tanto pictóricas como literarias, estas señoras llenaban holgadamente sus ampulosos vestidos. Claro, era otro el canon de belleza en esos años, muy distinto al actual.

  
“Van entrando las personas invitadas. A las cinco nos sentamos a la mesa. Sirven, primero, una…” Se reproduce a continuación el menú en forma de columna para que pueda apreciarse mejor como si se estuviera leyendo una carta de comidas. En el original está todo transcripto de corrido.
“…sopa de macaronis cocidos en aceite;…
…luego el puchero, carne de vaca hervida con verduras y arroz,…
…después papas cocidas, dulces,
…un pavo relleno con especias y pasas;
…un pastel de maíz pisado con azúcar y almendras;
…empanadas cubiertas de crema acaramelada, que contiene pescado frito, tomates, aceitunas, pasas de Mendoza, cebollas, pimientos, ajos, hierbas aromáticas; (un relleno no muy dietético… Pero siguen otros platos):
…guiso o asado con zapallo y salsa de pimentón;
…para terminar caldo, servido en lindas tazas de porcelana.
…También sirven vino y,
… cómo postres, abundancia de frutas venidas de Montevideo, uvas, manzanas, peras, higos.
Después de cenar, tomamos el café en el salón, como en Europa. La dueña de casa, eximia pianista, cuyo talento musical nada común sería reconocido en cualquier parte, nos proporciona una hora deliciosa.”

Un dato interesante que revela este testimonio, es que la cena comenzaba a las cinco de la tarde, seguramente para poder hacer honor a la totalidad de semejante mesa, terminando a una hora prudencial antes de ir a dormir. Otro detalle a considerar, si bien este texto no lo dice, no sólo es la cantidad de platos, sino el volumen de los mismos, dato que se podrá corroborar en otra nota con otras fuentes que se publicará en una entrada futura.

Indudablemente, con respecto a la reflexión hecha en la cabecera de esta nota, los habitantes de Argentina en el siglo XIX no solamente tenían brazos vigorosos sino también estómagos muy resistentes o que la fuerza de los primeros era consecuencia de poderosos jugos gástricos producidos por los segundos a partir de semejantes ingestas. Otro detalle que llama la atención es la mencionada pequeña talla de los trajes de la mayoría de los héroes a pesar de las tremendas comilonas a las que eran afectos. Realmente envidiable.

Doña Lina Beck-Bernard ofrece en su libro gran cantidad de pintorescos informes sobre las costumbres que conoció y paisajes que recorrió, comentarios que darán posibilidades de nuevas notas a este blogger.

Jorge Surraco

BIBLIOGRAFÍA

Beck-Bernard, Lina: El Río Paraná (Cinco años en la Confederación Argentina, 1857-1862 – traducción de José Luis Busaniche. Emecé Editores S.A., 2001, Buenos Aires, Argentina.

Ducrot, Víctor Ego: Los Sabores de la patria (Las intrigas de la historia argentina contadas desde la mesa y la cocina) 2ª ed.Grupo Editorial norma, 2009 – Ciudad de Buenos Aires, Argentina.



viernes, 26 de agosto de 2011

Memorial de Tahoneros 3-Los Guerscovich.wmv


La Panadería Guerscovich es una de las más antiguas de Gualeguay. Don Isaac, padre de Don Martín y abuelo de Horacio, los actuales dueños, llegó a las colonias judías de Entre Ríos a finales del siglo XIX, principios del XX , proveniente de Rusia y al no tener práctica agrícola, como muchos de los colonos de ese origen, buscó otras actividades que le permitieran sobrevivir a su pobreza. Llega a Gualeguay, después de intentar suerte en otros lugares y comienza con la panadería en 1926 en el mismo lugar donde hoy se encuentra. He aquí otra historia relacionada con la galleta gualeya.

lunes, 23 de mayo de 2011

¿Qué comieron los cabildantes en mayo de 1810?


O cómo hacer la Revolución con el estómago vacío.

 Los protagonistas de la historia patria, especialmente de aquella que se enseñaba y creemos se sigue enseñando en escuelas y colegios, transitan por un mundo etéreo plagado de heroicidad y abnegación, sin contradicciones y cuando aparecen las miserias humanas, lo hacen concentradas en un solo personaje, presentado como contraste de los puros. Los próceres en tres palabras, no son humanos, por lo que los estudiantes bien los pueden poner en altares pero mal podrían imitarlos porque los sienten lejos de sus naturalezas. Menos aún los héroes pueden, de acuerdo a estos criterios, tener necesidades fisiológicas, comer, transpirar y practicar la sana costumbre de hacer el amor. 

Con respecto a la Semana de Mayo que en estos días se recuerda, siempre nos preguntábamos qué hicieron o hablaron entre discurso y discurso encendido y frases para la historia que la escuela nos ha contado. O qué comieron o si, no lo hicieron en tantas horas y días, esa apreciable cantidad de personas reunidas. Por suerte para este blog que se ocupa del comer, hemos encontrado publicado un documento que muestra la rendición de cuentas de los gastos ocasionados al Cabildo en oportunidad de los hechos ocurridos entre el 21 y el 27 del mes en cuestión. El documento está  fechado el 29 de mayo de 1810 y firmado por un  señor Juan José Vrin, aparentemente contador o administrador del Cabildo.
 
Facsímil de la 1a hoja de la cuenta
Por el título de la cuenta de gastos bastante largo, nos enteramos que los mismos se debieron a la “combulsión política experimentada en esta capital…para la abdicación del mando superior de estas provincias… y demás ocurrencias peligrosas que obligaron al… “Exmo Cuerpo a no separarse de su Sala Capitular.”  Es decir que los Alcaldes no se fueron del Cabildo por lo que sus necesidades debieron ser satisfechas dentro del mismo edificio.

El documento enumera todos los gastos desde los fletes, la compra de vela para los faroles, el hilo para atar los faroles, la fijación de carteles y bandos, la compra de 3 relojes y dinero en efectivo para gratificación de la tropa de guardia. De todos esos rubros interesan a este blog los dos siguientes no incluidos en la anterior enumeración.

 El cuarto rubro que dice: “Por 10 botellas de vino generoso á peso fuerte cada una, seis idem de Málaga a quatro reales, dos pesos de chocolate, y 13 libras de biscochos á quatro reales cada una que se consumieron en los días y noches del día 21 y 27 inclusive como único refrigerio que en circunstancias tan apuradas pudo proporcionarse al crecido vecindario que concurrió a las casas capitulares, personalmente en el día 22 cuio Congreso duró desde las 9 de la mañana hasta las 12 ½  de la noche del mismo. Total 21-6 1/2."

El carnicero-Bacle
 Traduzcamos las medidas apuntadas. La moneda utilizada eran los pesos fuertes, piezas de plata de 27,46 gr, equivalentes a 8 reales cada peso, que también eran piezas de plata pero de 3,43 gr. Las fracciones del total del rubro  corresponden a reales. La libra es una medida de pesaje equivalente a 460,093 gr. por lo que las 13 libras de biscochos se convierten en un poco  menos de 6 kg. Entendemos que las botellas de vino no contenían los escasos 700 cc que tienen las actuales de buenos vinos argentinos. En realidad el vino se traía en barriles y pipas, que además del recipiente contenedor eran medidas de los líquidos. En esos años en el Río de la plata la comercialización minorista de estos productos se medía en frascos que era una medida que contenía un poco más de dos litros, por lo que la 16 botellas se convierten en algo más de 32 litros. Los dos pesos de chocolate son muy difíciles de dimensionar ahora porque no sabemos si se trataba de barras de chocolate o de tazas de chocolate caliente. Nos inclinamos por esto último basados en la costumbre aún existente de tomar tazas de chocolate en esa fecha y en el 9 de julio pero, en la rendición de cuentas no se menciona el uso de tazas en la gran cantidad que hubieran sido necesarias y que seguramente el Cabildo no disponía, cómo ocurrió y  sí se incluyó, el costo del traslado de los asientos que debieron pedir prestados a las iglesias cercanas porque eran pocos los que tenía el ayuntamiento.

Corrales de Abasto-Bacle
 Si tenemos en cuenta que el número de votantes del Cabildo Abierto del día 22 fueron 224 y los que se habían retirado sin votar sumaban 20, nos da un número de 244 personas que pasaron quince horas y media dentro del Cabildo. Los días 21, 23 y 24, sólo estuvieron reunidos las autoridades capitulares más algunos allegados, es decir no más de diez personas que eran las que estaban enclaustradas sin salir del edificio. El día 25 se vuelve a producir la concurrencia del 22 y quizá algo más pero no mucho, lo que aproximadamente nos da unos 500 posibles consumidores de estos litros de vino y comestibles, lo que nos da un biscocho y media copa de vino por persona en cada uno de los días. Indudablemente, si no tuvieron otros recursos extras, deben haber pasado bastante hambre. Doble mérito para nuestros padres fundadores. Del chocolate no hemos podido hacer el cálculo por las razones anotadas.

Botica y Aguatero
El otro rubro que interesa en esta oportunidad es el noveno que dice: “Por 73 pesos seis reales satisfechos al fondero Andrés Berdéal por las comidas que dio á los SS. Capitulares y otros varios sujetos en los días 23 y 25 en que solo pudieron tomar algún alimento según consta en el documento Nº 3.”  Sin entrar en más detalle podemos inferir que en este caso comieron bien porque se gastaron tres pesos fuertes por persona, mientras que en las reuniones masivas se gastó menos de medio real por cada concurrente. No hay duda que las autoridades tenían privilegios que seguramente sus sucesores actuales no han perdido.

Vendedores de galleta, dulces y velas
 Pero ¿cuál habrá sido el contenido del “delivery” enviado por don Berdéal? Según Víctor Hugo Ducrot, en las fondas porteñas se servía fundamentalmente tocinos con huevos o carnes recocidas. En las casas era costumbre cotidiana comer puchero, que entonces se llamaba olla podrida; también carne asada y mandioca; de vez en cuando alguna gallina; maíz hecho mazamorra (los granos hervidos en leche o agua) y algo de frutas que se traían del Litoral, todo en porciones bastante grandes. También se hacía locro aunque éste tenía el sello de pertenencia de las provincias del norte. Otros renglones del menú de las fondas de Buenos Aires para ocasiones especiales, eran los huevos revueltos en salsa picante, gallina hervida con mandiocas y porotos, caldo de buey con pan untado en aceite y cebollas picadas, y dulces del Paraguay. Luego era de rigor el brandy y el café. Por supuesto que entre platos no faltaba el vino Carlón ni las galletas o biscochos acompañando las comidas.
Vendedor de duraznos

Algunos de estos platos o varios o todos, a juzgar por el valor pagado, constituyó el “catering” pedido por don Juan José Lezica, don Martín Gregorio Yáñez, alcaldes de 1º y 2º voto; el Síndico procurador, doctor don Julián de Leyva “y otros varios sujetos… en que solo pudieron tomar algún alimento…”  mientras estaban atrincherados en el Cabildo tratando de abortar el movimiento revolucionario.

La lechera
Como podemos deducir, durante el desarrollo de los sucesos de la Semana de Mayo que dieron origen a nuestra nacionalidad, algunos de  los protagonistas comieron muy bien y la mayoría prácticamente no comió, lo que podría hoy leerse como una estrategia para desalentar la permanencia en el Cabildo del grupo revolucionario que tenía una mayoría muy ajustada de 27 votos. Si hubieran votado los que se fueron, la diferencia hubiera sido algo menor.

Todo lo cual no impidió que la Patria naciera.


BIBLIOGRAFÍA
DocumentosLo que costó el Primer Gobierno Patrio – sin mención de autor – pag 235 – Revista de Ciencias Económicas - Año XLVIII – Serie IV – Nº 10 – Facultad de Ciencias Económicas – abril-mayo-junio de 1960.
Corbellini, Enrique C. – LA REVOLUCIÓN DE MAYO y sus antecedentes desde las Invasiones inglesas – T II La Revolución – Lajouane SRL Editores – Bs. As.  1950.
Ducrot, Víctor Ego – Los Sabores de la Patria – Grupo Editorial norma – Buenos Aires, 2010.
Beruti, Juan ManuelMemorias curiosas – Emecé Editores S.A. – Bs.As. 2001



lunes, 9 de mayo de 2011

Datos para construir un horno de barro (Video)

Vicente Cúneo, docente en escuelas rurales de Gualeguay, Entre Ríos, artista plástico y muy especialmente un apasionado de la vida en el campo, relata cómo su abuela le enseñó a construir hornos de barro para cocinar.

martes, 19 de abril de 2011

Infancia con galleta-2-Pablo Pérez (Video)

Durante un programa de Radio La 1 de Gualeguay, Pablo Pérez, su conductor, dialoga con Jorge Surraco acerca del proyecto documental sobre la galleta entrerriana y comenta recuerdos de su infancia relacionados con este producto.

domingo, 17 de abril de 2011

Pertenencia de la galleta-2-Nidya Rampoldi (Video)

Nidya tampoco es oriunda de Gualeguay pero sí fanática de la galleta. Es investigadora de la historia regional, especialmente de la cotidianidad sobre lo que tiene un enfoque muy personal. Consume galleta consume galleta con ciertos recaudos, sobre todo acompañando el asado familiar de los domingos.

Infancia con galleta-1-Tuky Carboni (Video)

Tuky Carboni, escritora, cuentista y poeta, nos trae con su particular visión y delicadeza narrativa, recuerdos de su infancia ligados a la galleta. Nos presenta así, algunos momentos de su infancia transcurridos en Estación Lazo, así como la imagen de la casa familiar fijada en una acuarela por un maestro rural ,además pintor, que creemos identificar como Vicente Cúneo.

Pertenencia de la galleta-1-Elsa Barbagelatta (Video)

En realidad Elsa es una ex comegalleta por prescripción médica, pero recuerda con fruición los buenos momentos galleteros. No es oriunda de Gualeguay pero es gualeya por adopción y por la galleta a la que considera un producto típico de la zona que no se da de la misma manera en otros lugares, incluida la provincia de Entre Ríos.

sábado, 9 de abril de 2011

Fototeca galletera – 2: Los protagonistas del primer documental. (Fotografías)


Imágenes de las personas de Gualeguay que colaboran con el proyecto documental sobre la galleta y algunos momentos de la filmación.

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Memorial de tahoneros - 2: Familia Morisse (Video)


La Panadería Morisse fabricó galleta y los demás panificados, durante más de un siglo en Gualeguay. Sus descendientes, cuarta generación de la familia, recuerdan algunos aspectos de esa trayectoria así como del presente de dos bisnietos del fundador que continúan en el oficio como empleados de otros panaderos. Cuentan las razones de este cambio en el devenir y las circunstancias que modificaron su negocio pero manteniendo las instalaciones con la esperanza o la decisión de retornar a lo propio. Lo que puede palparse en estos testimonios es el amor a la tarea y el respeto a la tradición familiar.

viernes, 8 de abril de 2011

Museo galletero - 1: Panadería París de la familia Aguerre (Fotografías)


Fotografías de personas, objetos, impresos y documentos que remiten al pasado de las panaderías de Gualeguay. En este caso aparte de los títulos que aparecen al pie de cada imagen, queremos llamar la atención sobre los detalles de las viñetas de las páginas de la libreta de anotaciones (parecida a la negra de hule o del fiado del almacenero). Estas viñetas, si bien reflejan aspectos de la actividad de los panaderos, también muestran la "realidad" del país agroexportador y la vida rural de la época pero además no deja de tener un contenido ideológico o de mensaje subliminal. Nótese la clara identificación de los criollos en las viñetas del asado y de la taba, mientras que en las demás esa identificación no es clara, es sólo gente en ropas rurales sin mucho detalle.

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jueves, 7 de abril de 2011

Fototeca galletera - 1: Panadería Guerscovich (Fotografías)


Durante las madrugadas de todos los días, las cuadras de las panaderías realizan la tarea de fabricar el pan que consumimos. En este caso se trata de la Panadería Guerscovich de Gualeguay, Entre Ríos. Estas tomas fotográficas fueron realizadas por Antonio Pablo Surraco y Perla Iglesias.

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Crónica de amasijos - 1: Croissant (Videos)


Bernardo All, quien en el video Memorial de Tahoneros Nº 1, contara su experiencia como empresario panadero, muestra aquí detalles de la fabricación de la galleta cuadrada, un "caballito de batalla" de su panadería.

Memorial de tahoneros - 1: Bernardo All (Video)


Bernardo All, un empresario moderno de panadería, cuenta la manera que arriba a la actividad sin tener antecedentes en el oficio ni en el ramo. Relata además cómo superaron los momentos más difíciles de la crisis argentina del año 2001. Su enfoque de la actividad de la cual vive es muy particular y basa las razones del éxito alcanzado en el hecho de ser una empresa auténticamente familiar.

sábado, 2 de abril de 2011

La galleta nuestra de cada día (documental)

Parágrafo Nro 1: Apuntes con migas

Este cortometraje es el primer episodio de una investigación en curso sobre la galleta entrerriana, su origen en los tiempos históricos, sus implicancias sociales, culturales y laborales, su vigencia en la vida cotidiana, así como su presencia en la literatura regional.

Este documental esboza varios de los temas antes enunciados, mostrando de manera alternada, el proceso de fabricación de la galleta en la panadería Guerscovich de Gualeguay que, con ligeras actualizaciones tecnológicas, viene produciéndolas artesanalmente desde 1926.

Plantea además varias hipótesis sobre el origen de este producto que por su presencia en la vida de todos los días, no existen registros variados de documentos ni testimonios que nos hablen en forma detallada. No obstante aquí se deja constancia de lo alcanzado hasta hoy en la investigación, aportando información que trascienden los 200 años de vida independiente de nuestro país.

En el año 2010, obtuvo el 2º Premio en el Concurso y Muestra "200 años cortos. Entre Ríos en el Bicentenario de la Patria”, organizado por la Asociación Mariano Moreno de Paraná.